martes, 25 de marzo de 2008

Letras heridas I

Dolor. Desesperación. Tristeza. Soledad. Muerte.
¿Desde que lugar escriben las mujeres poetas, aquellas, al menos que han ganado la pulseada contra el ámbito académico? ¿Desde que herido intersticio conjugan las palabras de sus versos? ¿Habrá forma de ser poeta y ser feliz al mismo tiempo? ¿O es que la poesía que trasciende, aquella que nos quema, requiere un sacrificio para que valga la pena? ¿Hay que morir en cada letra?¿Es necesario derrumbarse para poder levantar la vista al cielo?.

Tengo la intención de subir al blog, en los próximos días, poemas de tres poetas mujeres: Emily Dickinson, Alejandra Pizarnik y Alfonsina Storni. Pero esas son simplemente mis intenciones en el momento actual; algún suceso imprevisto puede cambiar la dirección de mis posts.




Emily Dickinson

El corazón pide placer primero,
después, ser excusado del dolor
y luego esos pequeños anodinos
que ahogan el sufrimiento.
Y luego ir a dormir
y más tarde, si esa fuera
la voluntad de su Inquisidor
el privilegio de morir.



Pequeñez

Es cosa tan pequeña nuestro llanto;
son tan pequeña cosa los suspiros...
Sin embargo; por cosas tan pequeñas
vosotros y nosotras nos morimos.



Presentimiento

Presentimiento es esa larga sombra
que poco a poco avanza sobre el césped
cuando el sol sus imperios abandona...

Presentimiento es el susurro tenue
que corre entre la hierba temerosa
para decirle que la noche viene

(traducción de Carlos López Narváez)


"Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía." E.D.


Emily Dickinson nació el 10 de diciembre de 1830 en Amherst, en el estado de Massachusetts, Estados Unidos. Cincuenta y seis años después, falleció en la misma ciudad, en la misma casa en donde vivió toda su vida. No tuvo una existencia aventurera; no hubo viajes exóticos, oficios excéntricos, matrimonios disfuncionales, ni amantes desesperados (por lo menos no que se conozcan al momento.) Es más, sus relaciones sociales fueron escasas, y éstas aún disminuyeron con el transcurso del tiempo; hasta que finalmente, decidió recluírse en casa de sus padres.
Emily Dickinson quedó aislada de una sociedad que, viendo en retrospectiva, no tenía mucho que ofrecerle. Las ideas puritanas de su entorno social, las limitaciones de su época en cuanto al rol de las mujeres, la empujaron al encierro. Pero no sólo escondió su cuerpo, sino también su espíritu, sus ideas, manteniendo inédita su obra poética.
Viendo esa imágen serena, casi casta, que ha sobrevivido de ella, esa imágen que conocemos por los daguerrotipos, se me hace difícil imaginar la intensidad de sus ideas, su clara inteligencia, su sentido del humor ( a veces algo ácido), y lo más importante, su deseo de emprender una revolución desde las letras. Emily Dickinson definitivamente no era ingenua y quizás sea por eso que no intentó publicar sus poemas. Quizás tuvo la lucidez para entender que todavía estaba muy lejos su puerto. Deseo que haya sido así y no que, derrotada en sus aspiraciones amorosas, haya decidido negarse al mundo.


Les recomiendo leer la información que hay de ella en Wikipedia, es bastante completa.

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