martes, 3 de junio de 2008

Los cuadernos de Chéjov

Era domingo y hacía frío, tanto así que la calefacción resultó insuficiente. Entonces me quedé ociosa, remoloneando en la cama, haciendo lo que más disfruto hacer de mañana, ¡y más en un día así!... leer los diarios y revistas mientras desayuno ( en esta ocasión tuve además la suerte de disfrutar una porción tibia de torta de manzana).
Por la revista Adncultura del diario La nación, me entero de que se han publicado unos cuadenos de notas del escritor ruso Ánton Chéjov. Un autor que hace muchos años no leo pero que considero excelente. Leo la nota y no puedo evitar pensar, "menos mal que yo destruí hace tiempo mis cuadernos de anotaciones y diarios, ya no llevo ninguno... si trascendiera como escritora después de mi muerte cualquiera podría publicarlos". Pienso esto, pero unas páginas más adelante la revista publica algunas de las anotaciones y me abalanzo sobre ellas. Mea culpa. Es un poco difícil resistir la tentación de conocer sus pensamientos o quizás algunas anotaciones que formaron parte del proceso creativo que concluyó en uno de sus exquisitos cuentos. Por otra parte, no se trata de un diario íntimo como el que recientemente publicaron que pertenecía a Kafka. Aunque también es cierto que lo que se considera personal e íntimo varía según cada individuo, y si Chéjov no tuvo intención de publicarlo en vida habría que tenerlo en cuenta.
Pero ya es tarde, he leído lo que la revista ha publicado; he sido partícipe del hecho.

De lo que leí llamó poderosamente mi atención un texto que trata sobre la diversidad y la igualdad del hombre. Sostiene Chéjov que los hombres no son iguales, que todos somos diferentes, que es una verdad biológica. Habla en otros términos de la biodiversidad, y también como este carácter plural de la naturaleza puede verse en todo lo que nos rodea, de cómo ni los animales ni las condiciones en que viven son iguales. Pero dice también que esta no es razón para que no podamos coexistir, convivir en paz. Cree que la clave de la tolerancia entre los individuos está en la cultura y en la educación. Leo esto tras haber leído en la sección de noticias internacionales que recrudece la persecución étnica en Sudán y otras regiones de África, que un grupo de jóvenes israelíes le propinaron una páliza a un joven palestino en presencia de pasivos espectadores, o declaraciones de autoridades iraníes vaticinando la destrucción del estado de Israel.

Seleccioné otros textos que me gustaron:

"Si la humanidad ha llegado a concebir la historia como una serie de batallas, es porque antes se consideró que la lucha era esencial para la vida."

"El deseo de servir al bien común debe ser también una necesidad del corazón, una condición de la felicidad personal; si no proviene de allí, si nace solo de consideraciones teóricas o de otro tipo, no sirve."

¿Por qué a Hamlet le obsesionan tanto las visiones del más allá, cuando nuestra vida real está presa de imágenes mucho más horribles?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

1. Muchas veces me plantée si era lícito publicar aquello que el escritor quiso mantener oculto. Mi primera respuesta es que no, que debe respetarse su voluntad; si el autor no lo consideró, por el motivo que fuese, digno de publicarse, deberíamos respetarlo. Pero, por otro lado, pienso que la mayoría de los escritos de Kafka llegaron a nosotros "negando su voluntad", y que, sin ellos, la Literatura universal andaría un poco más coja. Francamente, es una cuestión sobre la que pienso a menudo pero que nunca he podido resolver.

2. Deberíamos aprender a valorar aquello que nos iguala y aquello que nos diferencia de lo demás. Creo que tenemos miedo a lo diferente, nos sentimos amenazados a priori. Ojalá pudiéramos quitarnos las vendas de los ojos y aprender todos de todos.

Veronika dijo...

Totalmente de acuerdo. Ojalá pudiéramos aprender que lo diferente puede enriquecernos. Siempre he creído que la diversidad en todas sus formas brinda mayores posibilidades. Nuestras individualidades y nuestras diferencias étnico-culturales hacen que el mundo sea un lugar interesante. Asimismo, la diversidad alimenta al arte. Las similitudes que derivan de nuestra condición de seres humanos, nuestras necesidades y deseos compartidos, deberían ayudarnos a conciliar, a tender puentes.