domingo, 1 de agosto de 2010

Esa imagen que queda en la cabeza...

"Nightcap" de Duy Huynh


En un principio, iba a comentar uno de los últimos libros que leí. Pero cuando empecé a escribir, esa caprichosa formación de vagones llamada "asociación de ideas", me dejó en un lugar diferente. El libro en cuestión no me gustó en demasía, sin embargo me dejó un par de imágenes fuertes y "generadoras" en la cabeza. Hay libros que tienen ese efecto aunque carezcan de cierto mérito literario. Por otra parte, mi lectura actual, que está siendo algo accidentada, me incrustó una imágen bastante poderosa en el cerebro... Por desgracia, esa imágen violenta mi sensibilidad, así que me causa un gran displacer tenerla ahí.

Supongo, asumo, quizás erróneamente, que no soy la única a la que le sucede esto cuando lee. Muchas veces al terminar un libro, una o más imágenes se quedan rebotando en mi consciencia, y también en mi inconsciente. Algunas veces estas imágenes, ya sea por cierta idea que encierran, por otras que evocan en mí o por determinada emoción que acentúan, generan a su vez otras imágenes y pensamientos; por eso las llamo "generadoras". Hace poco descubrí que hay libros que me ayudan a escribir, que "fertilizan", por decirlo rudamente, mis palabras. No lo hacen de forma consciente, pero tienen un efecto innegable. Esos libros suelen cumplir con dos condiciones: me gustan de forma perdurable y sostenida, y son generosos en imágenes generadoras. O sea que además del placer que me brindan como lectora, me ayudan como poeta.
Es un descubrimiento que puede parecerles obvio, pero a mi me costó algún tiempo sacar esta conclusión en limpio. Les menciono dos de estos libros, a modo de ejemplo: El viejo y el mar, de Hemingway; y Bestiario de Cortázar.

Entonces, a raíz de toda esta nube de pensamientos, terminé sopesando algunas lecturas. Quizás haya bestsellers, y otros que no llegan a serlo, que sólo me sirven para sostener, con su peso, otros más delgados que siempre amagan con caerse del estante... Pero algunos me obsequiaron, en su momento, una imágen de esas que no dejan de dar brincos para llamar mi atención. Razón por la cual, creo que leerlos no fue en vano.








10 comentarios:

Lluís Salvador dijo...

Hola:
Lo mínimo que se le puede pedir a un escritor es honestidad. Y cualquier escritor honesto se habrá dedicado a ello porque tiene algo que expresar, justamente esas imágenes que a ti se te quedan en la mente y que él tiene, iguales o disímiles, en la suya y que trata de poner sobre el papel. Después, el éxito es variado y el resultado mejor o peor. Pero lo intenta, y aunque sea en un mínimo grado, igual lo consigue. Bueno, no le podemos pedir que crezca como escritor, porque eso tiene que surgir de él mismo, con tiempo y trabajo.
Pero, en principio y contando con la honestidad de partida, ningún escritor es desechable.
Respecto a las etiquetas, tienen el defecto de ser pegajosas. Ballard no hace mucho era un escritorzuelo de ciencia ficción que tenía que publicar en la revista New Worlds y en ningún otro sitio. Rushdie empezó como cienciaficcionero. Crichton ha escrito cosas que dan cien mil vueltas a otros novelistas más empinados. Y las mejores obras King son estudiadas en las universidades como clásicos contemporáneos americanos.
Hay que quedarse con los libros, con esas imágenes, como dices, no con las etiquetas.
Un saludo!

Veronika dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que planteás. Yo creo lo mismo, que lo mínimo a esperar de un escritor es honestidad. Y bueno, no todos nacen con el mismo talento ni tienen la misma preparación técnica para escribir, se hace lo que se puede; pero si hubo un compromiso por parte del autor al escribir el libro, se nota, se percibe siempre. A mí, en particular, sólo me molestan ciertos éxitos de ventas donde queda en claro que el escritor escribió con calculadora en mano... Y en realidad, sólo lo hacen cuando algún seguidor suyo viene a echarme en cara la grandeza de ese autor. Por lo demás, sigo creyendo que la diversidad es buena en todo ámbito de la vida.
El post venía inspirado por mi lectura de "Cometas en el cielo", libro que voy a comentar antes de que termine la semana; y por cierto "revival" de Coelho, que me hace leerlo hasta en la sopa de letras del diario.
Bueno, no tengo problemas en decir que me gusta mucho Stephen King, y que lamento haber abandonado en el cuarto tomo su saga de La Torre Oscura; ahora si quiero terminarla voy a tener que volver para atrás para refrescar como venía el argumento. También disfruté leyendo el libro "El médico" de Noah Gordon, y podría haber leído algo de Crichton pero no tuve tiempo para hacerlo.
Lo cierto es que las etiquetas son muy antipáticas, y no comulgo con ellas... Pero, a veces, las uso para evitar tener que dar ciertas definiciones o aclaraciones; es recurrir al lugar común para que el que está enfrente pueda entenderme (quizás debería no ser tan simplista).
Y la verdad es que soy una gran lectora de "clásicos", pero nunca he leído las sugerencias de Bloom y no sigo ningún cánon. Fueron mi primer amor porque crecí en una casa donde abundaban; quizás si hubiese empezado con otro tipo de lecturas, otro sería el cuento.

Lluís te dejo un enlace que me hizo llegar un amigo y me gustó mucho. Es una conferencia donde describen maravillosamente el proceso creativo de la escritura

http://www.ted.com/talks/lang/spa/elizabeth_gilbert_on_genius.html

NaCho Balderas dijo...

Hola Veronika, tu blog me gusta mucho, no por el estilo del tapiz de fondo o por la fuente, sino por como escribes.

Esos libros que son como gasolina, siento yo que son entrenadores de la imaginación, si bien es cuando de niño se siebra dicho sentido (lo considero más un sentido que una cualidad... cuestion de gustos) es con las vivencias ya sea escuchadas por alguna canción o leidas en grandes libros, como lo terminamos de moldear.

En mi caso, no sólo Cortázar a sido mi motor para escribir (esto cuando tengo el tiempo, la paciencia, la imaginación) sino me pasa mucho con crónicas, quizá sea porque soy de México, y en México creo que conocemos nuestro pasado gracias a los cronistas (no se si suceda lo mismo en América Latina), así como en novelas que redactan el vivir del campo, del citadino, del taciturno nacional, etc.

Gracias por tu blog!

Pilar Alberdi dijo...

Si de un escritor se debe esperar honestidad, de un lector sinceridad. Ambas cosas están en tu blog. Ha sido un placer pasar por tu sitio.

Pilar
http://pilaralberdi.blogspot.com

María dijo...

La imagen que has elegido para esta entrada me ha cautiva...y tu relato de no escribir sobre los libros que has leído, también.
Seguramente algo te "dijeron" esos libros.
Yo también disfruté mucho con El médico de Noah Gordon y cometas en el cielo...viste la película??
Me ha encantado leerte de nuevo!!! Bsss

RebecaTz dijo...

Muy buena reflexión sobre lo que aportan o dejan de aportar los libros desde un punto de vista personal, Veronika. Es cierto que muchas lecturas no son tan vanas como parecen y que nos van dejando su huella.
¡Saludos!

Lluís Salvador dijo...

Hola!
Disculpa el retraso. Quería responderte, porque el post me parece interesante y tu respuesta a mi comentario también. En primer lugar, agradecerte el enlace a esa miniconferencia. La autora tiene razón en que el proceso creativo es tan misterioso que puede calificarse de muchas maneras, y en otros aspectos esa conferencia es también muy interesante, sobre todo en el tema de cómo el autor debe "blindarse". Otro día podemos debatir sobre las flaquezas (y fortalezas) del escritor.
Estoy de acuerdo contigo sobre lo que dices sobre lo de escribir con la calculadora en la mano... Pero es volver a lo mismo: quien sea honesto para con los lectores no lo hará, o lo hará pero dando todo de sí mismo (o una buena parte). Y sin embargo, todo escritor debería tener en cuanta algo, y es que ese es un modo muy bizarro de ganarse la vida, y eso si te la llegas a ganar alguna vez escribiendo. Por tanto, el pensamiento debería ser ese, darlo todo. Pero hay escritores que empiezan muy pronto (y principalmente a partir de ese éxito del que habla Elizabeth Gilbert) a tratar con manifiesto menosprecio a sus lectores, y ahí es donde los caminos deberían diferir, pero el público de bestsellers es otro (y, muchas veces, un bestseller no tiene que ser leído; basta con ser comprado).
Por supuesto que las etiquetas son válidas, como definiciones; yo me refería a cuando las etiquetas conllevan un juicio de valor (caso extremo, decir "no me gusta el terror" y bailar como loco a los sones de Thriller de Michael Jackson). Ese menosprecio por los géneros cada vez va a menos, pero sigue teniendo remanentes dentro de los críticos. Por fortuna, los lectores son más sabios.
Tanto como para considerar los cánones como mera indicación (y a veces, como mera broma o mera pedantería). Cualquiera que hiciera un canon debería incluir la lista de lo que no le gusta. Ahí viera Dios las trampas, como decía Quevedo.
Un saludo!

Vero dijo...

Hola!!! Me parece muy bonito tu blog. Eres muy buena escribiendo. Yo también tengo un blog y espero que te guste si lo ves. Cuando perfile mi blog pondré el tuyo como uno de los que sigo para ver si te doy alguna visita más. Gracias por escribir para todos.Te dejo el enlace por si quieres visitarme. Muchos besos. http://verdadessueltas.blogspot.com/

Veronika dijo...

¡Gracias a todos por sus visitas y palabras! Perdón por el retraso, había leído los comentarios, pero luego olvidé dejar el mío.

¡Saludos!

Princess dijo...

This is fantastic!