lunes, 28 de julio de 2008

Letras sureñas

Este es un post sencillo. Un post-homenaje. Hoy se conmemora en Chubut, mi provincia natal, la Gesta galesa, o sea el arribo del primer contingente de inmigrantes galeses en el año 1865. Yo no tengo una gota de sangre galesa en mis venas, y casi no he vivido en ese suelo de tehuelches, tortas especiadas y pingüinos, pero pienso siempre que por algún secreto designio nací allí y no en otro sitio. Algo de esa estepa accidentada, de su mar y su río se quedó conmigo. No creo que sea simple capricho geográfico el que yo sea sureña hasta la médula; nacida en el sur del país más austral, descendiente a su vez de gente del sur, aunque de otras tierras.
Entonces, desde este blog con raíces al aire, acompaño el festejo con algunos de sus poetas.


"Sonata en sur menor"

Magda Massacesse

Siento de pronto una mañana
el sabor de mi tierra
inconfundible
Siento que siempre fue así, desde el principio
Que murieron los puntos cardinales
Que sólo el sur navega por mis venas
Siento el olor a tierra
a tierra mía
y es como nacer cada alborada
en esta parcela del planeta

"No sé de árboles"

Sergio Pravaz

Desconozco la historia
de la luna
no sé de árboles
e imagino que un puente
es también el gajo de una mandarina

aún así
cuando sacudo el silencio
puedo ver palabras
que brillan

"Los dos zapatos en el aire"

Jorge Spíndola

Una mía amiga dice
que es difícil ser poeta
que es un peligro andar
mostrando las costillas por la calle
o en un libro
yo le digo que no que no es difícil
más jodido es ser acróbata
o albañil en las alturas
no es difícil escribir
lo difícil es no caerse para arriba
o para abajo
que eso fue lo que le pasó al finado justo cárdenas
por ejemplo él llegaba en pedo a la obra
y se ponía a revocar con un pie afuera del andamio
hacía equilibrio
y un día se ve que se olvidó
y apoyó los dos zapatos en el aire
el resto ya se sabe
justo está enterrado a dos metros bajo tierra
y sus hijas dicen que justo está en el cielo
no es difícil ser poeta
(yo escribo palabras al borde del andamio)

Fuente: Breve Antología Poética de la provincia del Chubut - Selección de Rubén Eduardo Gómez , publicada en el sitio web www.poeticas.com.ar

viernes, 18 de julio de 2008

Convicciones


Hoy cumple 90 años Nelson Mandela. Parece que ser una persona con sólidas convicciones no siempre atenta contra la longevidad.
Quería leer algo de poesía sudafricana y compartirla desde este humilde blog, pero no he tenido suerte. No he encontrado ninguna publicación de Breyton Breytenbach o Uys Krige, por ejemplo.
Entonces decidí cambiar el rumbo de este post y buscar en las raíces trivales de Mandela. Así fue como llegué a un poema anónimo del folcklore Bantú llamado "Alma ausente".

Las lejanas montañas te ocultan de mí,
Mientras se me enciman las cercanas
Si yo tuviera un pesado martillo
Para aplastar las montañas cercanas.
Si yo tuviera alas como un pájaro
Para volar sobre aquellas más lejanas.

Nelson Mandela fue un pájaro enjaulado por muchos años, pero podría decirse que con sus ideales pudo aplastar algunas montañas.

"Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades.
Es un ideal para el que he vivido. Es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir".








martes, 1 de julio de 2008

Consumiéndome

No quería volver a comentar poesía tan pronto, porque abundan los posts del género, pero voy a hacerlo. Mientras trato de conseguir el tiempo para terminar mis otras lecturas ( actualmente un libro de cuentos y dos novelas), siempre leo algo de poesía o ensayo. En esta ocasión acabo de terminar el libro de poemas "Consumidor final" del joven escritor argentino Pedro Mairal (si, si... el que escribió "Una noche con Sabrina Love", premio Clarín de novela 1998, pobre Pedro, ¡libérenlo del epíteto!).

Voy desgranando versos, me gustan. Me parecen frescos con la frescura de la góndola de congelados del supermercado, pero también con la frescura de las lloviznas de invierno.
Algunos poemas me gustaron más que otros; algunos fueron más vibrantes, otros más empaquetados ( poemas trabajados, pulidos, en cajitas muy bien envueltas, de esos que te enseñan a envolver en talleres literarios), pero en líneas generales el poemario me gustó mucho.

Me quedé con la sensación de que soy caníbal, pero de mi misma; que me consumo todos los días. Me voy comiendo en cuotas. En mi desayuno, que trata de hacer equilibrio entre lo que me gusta y los productos bajos en calorías; en las extracciones que hago del cajero automático, siempre atenta a no pisar el descubierto; en las idas a la peluquería, cada vez más distantes una de otra; en las revistas que adquiero en el puesto de la esquina, porque no puedo pasar por ahí y quedarme con las manos vacías; en las pechugas de pollo que compro, siempre deshuesadas; en mi afición por descubrir nuevas variedades de té en las góndolas del supermercado; en los débitos cargados a la tarjeta de crédito, aunque sean de organizaciones humanitarias; así me voy consumiendo. Soy el producto que adquiero cada mañana al empezar el día, y que devoro en cada acto, cada gesto, de mujer post-moderna de clase media.
Me siento algo indigesta y endeudada.



Un durazno (Consumidor final, 2003)



Morder el verano,
morder el sol entero
por 1,80 el kilo.
Este durazno recién llegado a casa
fue apenas sueño de árbol escondido
alentado por el fertilizante,
después fue flor y fruto verde solo
protegido de plagas y de heladas
por cinco pesticidas,
engordado por lluvias y riego por goteo,
cosechado por Pablo Luis Ojeda
oriundo de Río Negro
que tumba en un colchón de gomaespuma
su cuerpo dolorido cada noche.
Cargado en un camión que avanza bajo el cielo
maduró este durazno con el viaje,
después llegó al mercado,
atravesó las mafias,
fue a parar a una cámara de frío
que le fijó el color
y lo detuvo durante cuatro meses
cerca de San Cristóbal
hasta que lo compró Supermercados Disco,
y lo llevó a la sucursal 14
sector verdulería de autoservice
donde yo lo elegí, lo embolsé, lo hice pesar
lo tiré en el carrito
al lado del pan Fargo, las pechugas,
junto al Skip Intelligent y el queso,
lo llevé hasta la caja, le leyeron
su código de barras,
lo pagué, lo reembolsé con nailon,
lo traje caminando hasta mi casa
cruzando la avenida,
bordeando el hospital,
entre ciegos, cirujas, policías,
lo subí en ascensor
y llegó a la mesada de mármol sin golpearse.
Entonces lo libré de las dos bolsas,
le lavé el pesticida en la canilla,
le lavé todo el cansancio del camión, el humo,
la noche de las manos de Pablo Luis Ojeda,
le saqué la etiqueta de la marca
y lo mordí con ganas de matarlo,
lo asesiné con dientes, mandíbulas y lengua
y a pesar de la química, de la distancia muerta,
a pesar de la larga cadena intermediaria,
me encontré allá en el fondo de su sueño amarillo
con esa flor primera que perfumaba el viento.



La mariposa



En la ropa colgada, en el yuyal,
atrás de los galpones y la siesta
vuela una mariposa de sangre.
A pique las cigarras
desploman todo el sol dentro un balde.
Sólo la mariposa
escapa a lo monótono que cae.
En el calor volteado
sólo su brillo flota.
Un latido posado sobre un pasto,
las alas encendidas en el aire,
en torno a la humildad de las gallinas,
arriba en el verano,
abajo en la extensión de la culebra,
la brasa de sus solamente alas
circunda las camisas.
Con liviandad de soplo
vuela la mariposa en el cansancio,
vuela con su color de sangre que aliviana
el sueño de las sábanas mojadas.
Todo cae en la siesta.
Salvo la mariposa.



Extraídos del blog personal del autor, donde figura el libro online, porque no pude encontrar el libro para adquirirlo. "Consumidor final" fue publicado por Editorial Bajo la luna, en el año 2003 y reúne poemas escritos en el período 1997- 2002.
http://pedromairal.blogspot.com/2007/04/consumidor-final.html

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