lunes, 18 de mayo de 2009

Se nos fue...


Fotografía de Eduardo Longoni del libro "Poemas revelados"


... Y sin embargo, se queda para siempre con nosotros.

Falleció Mario Benedetti, un poeta grande, enorme (por dentro), de expresión sonriente y ojos chispeantes. A simple vista, un abuelito sentado en un banco de plaza... Pero ahí había una revolución de ideas y versos, fraguándose bajo el rumor de los árboles. El poeta-gorrión de apariencia sencilla que, con una lírica fresca, genuina, rescató las emociones de todos los días, la elocuencia de la cotidianidad y la verdad que no se exhibe en marquesinas. Un optimista consciente. Un maestro, humilde y comprometido. No sé si quedan, si nos quedan, de pie, otros poetas como él. Intuyo, quizás aconsejada por la melancolía, que estamos llegando al final de una forma de hacer poesía.

Sugiero, a modo de homenaje, para que los que andan por acá, en Buenos Aires, acercarse con alguno de sus libros al botánico o a la plaza San Martín.

Adiós y hasta siempre, Maestro Benedetti.


"Otro cielo"

No existe esponja para lavar el cielo
pero aunque pudieras enjabonarlo
y luego echarle baldes y baldes de mar
y colgarlo al sol para que se seque
siempre te faltaría un pájaro de silencio.

No existen métodos para tocar el cielo
pero aunque te estiraras como una palma
y lograras rozarlo en tus delirios
y supieras por fin cómo es al tacto
siempre te faltaría la nube de algodón.

No existe un puente para cruzar el cielo
pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla
a fuerza de memoria y de pronósticos
y comprobaras que no es tan difícil
siempre te faltaría el pino del crepúsculo.

Eso porque se trata de un cielo que no es tuyo
aunque sea impetuoso y desgarrado
en cambio cuando llegues al que te pertenece
no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar
pero estarán el pájaro y la nube y el pino.


2 comentarios:

Lluís Salvador dijo...

Hola, Verónika:
Es curioso, Benedetti ha sido un poeta que no he frecuentado ni intensa ni seguidamente, pero sin embargo su poesía, sobre todo su poesía, me ha acompañado toda la vida, de una manera u otra, en la política, en la literatura, en el amor, en las canciones (Serrat), en la otra mirada.
Era una figura que sabes que siempre ha estado ahí, y que te conforta con su presencia.
Se nos fue, como dices, pero no del todo. Es magro consuelo el tener sólo la obra y saber que ya no habrán más versos, pero no me resignaré a que la muerte cierre para siempre los libros.

(Y aun por motivo triste, me alegra volverte a leer, y volverte a ver y a oir en tus escritos. Y espero que no tardes tanto en repetir entrada, y que sean no por muertes sino por vidas.)
Un saludo!

Veronika dijo...

Muchas gracias por tu visita y palabras, Lluís!

Y sí, se cerró un capítulo... Pero aún queda su hermosa obra para reencontrarse con él.
Yo también espero poder hacer entradas más seguido... Y hablar desde la alegría, celebrar la vida...(¡Hoy puedo! He sido tía, jaja). Pero, aún más deseo poder recuperar ese momento que dedicaba, diariamente, a leer mis queridos blogs, esos que, poco a poco, fui descubriendo.

Saludos Lluís! nos estamos leyendo!

Veronika