martes, 26 de agosto de 2008

Saltando hasta tocar el cielo

Hoy es aniversario del nacimiento de Julio Cortázar. Pero no me atrevo a ir más allá de las efemérides.
No he leído suficiente de Cortázar para escribir un artículo sobre él, ni siquiera para intentar una opinión. Sin embargo, me veo en la obligación de dejar en este blog aunque más no sea un par de baldosas dibujadas con tiza. Pequeñas islas donde aguardar hasta que pueda transitar todo el camino dorado que propone este Mago de Oz.

¿Por qué he leído tan poco de un autor que se considera tan importante? Por la simple razón de que he sido, hasta hace muy pocos años, ferviente lectora de literatura clásica. Hace a penas unos cuatro años que estoy leyendo autores latinoamericanos y contemporáneos, de acá y de más allá. Hubieron algunas excepciones, como Gabriel García Márquez; pero generalmente solía leer libros escritos antes del siglo XX. No fue algo intencional de mi parte, se dió así.
Hay sin embargo, un segundo motivo por el cual esquivo al autor de "Rayuela". Y es que le temo.
Temo su estilo y subyugante narrativa. Temo, como escritora que aún se está creando a sí misma, verme a la sombra de su genio. Hay autores que impactan irremediablemente en quienes los leen... Y es una sensación maravillosa, inigualable... Pero como escritor ese lector puede verse seriamente malherido. Puede quedar agonizante; arrastrándose sobre las piedras, estirando los dedos para intentar alzanzar con las yemas algo de ese halo, de esa luz redactada que ondula tan cerca suyo. Julio Cortázar hubo uno, pero seguramente muchos intentaron imitarlo... Voluntaria e involuntariamente; temo ser de estos últimos.

Ahora el muestrario, las islas:


"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja."

Capítulo Nº7- Rayuela (1963)


"Cuando siento que voy a vomitar un conejito, me pongo los dedos en la boca como una pinza abierta, y espero sentir en la garganta la pelusa tibia que sube como una efervescencia de sal de frutas. Todo es veloz e higiénico, transcurre en un brevísimo instante. Saco los dedos de la boca, y en ellos traigo sujeto por las orejas a un conejito blanco. El conejito parece contento, es un conejito normal y perfecto, sólo que muy pequeño, pequeño como un conejito de chocolate pero blanco y enteramente un conejito. Me lo pongo en la palma de la mano, le alzo la pelusa con una caricia de los dedos, el conejito parece satisfecho de haber nacido y bulle y pega el hocio contra mi piel, moviéndolo con esa trituración silenciosa y cosquilleante del hocico de un conejo contra la piel de una mano. Busca de comer y entonces yo (hablo de cuando esto ocurría en mi casa de las afueras) lo saco conmigo al balcón y lo pongo en la gran maceta donde crece el trébol que a propósito he sembrado."
Carta a una señorita de París- Bestiario (1951)




"Nocturno"

Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchas hasta el olvido con los ciempiés del humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían, y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos,
una sangría exploratoria lo batió alegremente en cuatro sets.
Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad,
yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.
Mi mujer sube y baja una pequeña escalera
como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.
Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.
Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran
a la ventana que tengo a mi espalda.







viernes, 22 de agosto de 2008

Cultura for export


Mientras leo el diario me encuentro, en la sección de sociedad, con la noticia que confirma la designación de María Faillace como principal responsable de los preparativos para la Feria del Libro de Frankfurt, en su edición del año 2010. El nombre me suena, negativamente me suena. Faillace fue Subsecretaria de Cultura de la Nación en el año 2004, y presidenta del Comité que llevo a cabo el III Congreso de la Lengua Española en la ciudad argentina de Rosario. En su momento se le criticaron muchas cosas: que hubieron desprolijidades en la organización, que se excedió el presupuesto establecido, que, faltando pocos días, todavían quedaban cuestiones por resolver, que muchos invitados prestigiosos se bajaron del evento, etc. Pero eso fue entonces, y esto es ahora. Sigo leyendo.
Estoy entusiasmada con la posibilidad de saber cuánto se ha avanzado en los preparativos. No hay que olvidar que la Argentina va a ser el país estrella de LA feria del libro, la más importante que se realiza a nivel internacional; las expectativas que genera semejante ocasión en el ámbito cultural están más que justificadas. En el siguiente parráfo, desarmando mi entusiasmo, me llevo por delante con la desagradable realidad de los funcionarios argentinos. Leo dichos de la flamante responsable tales como "Dentro de esa historia cultural que vamos a contar habrá seis íconos: Gardel, Eva Duarte, el Che Guevara, Maradona y -entre los escritores- Borges y Cortázar".

Bueno, la originalidad no es su fuerte. Pero es peor que eso, porque lo que está planteando es que va a salir a "vender" el producto argentina como si se tratase de alguna feria comercial o encuentro de turismo; haciendo hincapié en un pastiche de lugares comunes, de idolatrías que se retroalimentan en la visión foránea que se tiene del país. La mencióna a Borges y Cortázar son irreprochables e ineludibles, pero ¿Eva Duarte? ¿Che Guevara? ¿MARADONA?. ¿No es suficiente con el altar que ya tiene Diego donde se lo venera, día y noche, como el dios de los deportes? ¿ahora también las letras tienen que ser consagradas a él?. No le resto importancia al lugar que ocupa como símbolo en nuestra sociedad, a la constante referencia que de él se hace en muchas obras literarias... ¿Pero no sería mejor darle mayor protagonismo a quienes contribuyeron trabajando por y desde la cultura? ¿Si se quiere hablar de Maradona o del fútbol no hay escritores que se hayan ocupado de la temática sobre quienes apoyarse? ¿Y Fontanarrosa por ejemplo?.

Eva Duarte ¿qué podré decir de ella sin aparecer muerta en una zanja?. Lo cierto es que no tengo nada contra la señora y la memoria que se guarda de ella, pero creo que su rol tuvo mayor trascendencia en la iconografía del Partido Justicialista (partido al que pertenecen quienes gobiernan actualmente, y que ha transformado la prestigiosa Biblioteca Nacional en otro de sus púlpitos) que en el desarrollo de la cultura y/o educación argentina. Dice también María Faillace que el pabellón "Sería un círculo o un laberinto, en alusión a uno de los símbolos de Borges". Bueno, sigue destilando ingenio y creatividad. Se me ocurren algunas ideas que puedo aportar al proyecto. Se podrían pintar los paneles con los vivaces colores de la calle Caminito, después de todo se ven muy lindos en las postales y los turistas siempre se llevan alguna de recuerdo. Sería oportuno poner un par de parejas bailando tango en los recodos del laberinto, además de un puesto donde comprar remeras con el emblemático rostro del Che. Habría que ofrecerle mate y tortitas de grasa a todos los visitantes y para hacerlo más pintoresco tener a un payador recitando los versos del Martín Fierro. ¿Habrá alguna restricción olfativa? Espero que no, porque un puesto de choripanes tendría el éxito asegurado y brindaría la oportunidad de dar a conocer nuestros chacinados a los teutones. Pero lo mejor, la frutilla del postre, es, sin lugar a dudas, la aparición de nuestra afamada deidad futbolística. Si Diego hace jueguitos con una versión tecno de "Mi Buenos Aires querido", les aseguro que se hablaría de nosotros, de nuestro insuperable despliegue escénico en la Feria, hasta el fin de los tiempos.

¡Sí señores, pasen y vean! ¡Un auténtico gaucho argentino, traído de las pampas patagónicas! ¡Beban un mate calentito preparado con agua de las cataratas patagónicas! ¡Acérquense y degusten nuestros exquisitos choripanes, hechos con carne de cerdos patagónicos!¡ ¡Participen en el sorteo de una pelota autografiada por Diego Armando Maradona!.

¡Descubran la magia de Buenos Aires, la capital del país más alegre del mundo, Brasil!



Aclaración para aquellos que no viven en mi queridísima República(banana)Argentina: las cataratas pertenecen al litoral, no a la patagonia; tampoco se caracteriza la patagonia por la cría de ganado porcino; la pampa húmeda no pertenece a la región patagónica, y la Ciudad de Buenos Aires, siento desilusionarlos, no es la capital de Brasil. Brasil es Brasil. Argentina es Argentina. Son dos países diferentes. (A ver si alguien pone al corriente de estas obviedades a los estudios Warner...)



jueves, 21 de agosto de 2008

Cosas de día jueves...

No sé por qué, pero los días jueves siempre terminan siendo extraños. Las cosas no me salen ni bien ni mal, simplemente quedan a medias. Camino y llego a callejones sin salida. Llamo por teléfono y sólo encuentro contestadores automáticos. Busco algo y nunca aparece. Toda conversación termina en malentendido. Cualquier intento en la cocina puede tener el más improbable resultado. Nada se ve cómo debería, ni la fotografía que me observa todos los días desde mi escritorio, ni el color del cielo a través de la ventana. Hay algo esquivo y ajeno en el ambiente. Así son las cosas los días jueves.
Bueno, podría ser peor. Podría ser miércoles.


La esperanza de estar triste (de Púrpura, 2000)


Es invierno,
jueves,
el Sol queda al codo
y el malvón esta solo.

La tierra está fría,
blanquecina de escarcha;
mi cabeza oscila,
angulosa, triste,
luna de pájaros grises.

Ondea mi chal verde
melancolía venteañera.
Pero llega más alto,
con el viento violáceo,
y se hace torcaza,
poesía descalza.

¡Qué distante este invierno!
Han dempleado al juego
y los nudillos son números
de un ábaco silente.

La hiedra es mi pierna
que reposa desnuda,
sobre tréboles de luz
y almácigos de pan.
La hiedra se seca.

Mi chal verde ondea
verde- vivo verde- inquieto.
Sólo esperar es olvido,
mi latido es verdadero.



Ainadamar (de Púrpura, 2000)


Peregrino azul,
dime cuál es el camino
que lleva a la fuente de las lágrimas.
El alma llora en sus cenizas
y la araña teje con mis hilos.

Peregrino de ala corta,
he dejado de ser niña
y la noche se me antoja.
¡Ay, mis manos se obscurecen
y hace tiempo que no llueve!
Te suplico, peregrino,
enséñame la fuente.

Peregrino de ojos negros,
¿por qué insistes en saberlo?
Donde hay tumbas, hay silencio.
Peregrino, no busques mi dolor;
es grande el cementerio
si está lleno de recuerdos.

Peregrino, ¿puedes verla?,
es la fuente de las lágrimas,
donde todos se estremecen
y danzan, verdes, las ánimas.
Peregrino ven conmigo,
el cielo está muy blanco
y nos acecha el olvido.
Aquí nadie te hará daño.

Peregrino azul,
he dejado de ser niña
y mi alma llora en sus cenizas.
¡Ay, la niña que yo he sido
ha muerto tan sola, temblando de frío!

Tengo miedo peregrino,
la araña teje con mis hilos.



Publicados en "Los nuevos escritores latinoamericanos " 2004- Tomo V- Editorial Nuevo Ser.



"Princess Tustarr"- John Bauer




martes, 12 de agosto de 2008

Moralejas, pájaros y ratones

Ayer se cumplió otro aniversario de la muerte de Félix María Samaniego ( 1745-1801), célebre autor español de fábulas escritas en verso. Me percaté, al releer algunas de sus fábulas, de que es un género al cual tengo por demás descuidado, así que para rectificar ese olvido he decido crear una nueva sección para fábulas en el blog.
Creo recordar una fábula suya que trataba del encuentro entre el Mérito y la Fortuna, y que me gustó mucho siendo niña. Pero no he podido dar con ella y empiezo a sospechar que la memoria me ha traicionado. Sí tengo presente otras historias, por tenerlas más a mano; cosa que se va haciendo cada vez más necesaria con el paso de los años.
¿Quién no leyó una fábula siendo niño? Quizás no una copia fiel del texto original, pero sí a través de alguna adaptación convenientemente ilustrada. O bien se la leyeron, disfrazada de cuento; como un pequeño refrigerio entre algún oscuro cuento de los hermanos Grimm y una versión atemperada de la Sirenita o el Patito feo de Andersen.
A continuación les dejo un par de fábulas, seleccionadas con diferentes criterios y una misma finalidad: recordar.



El amor y la locura


Habiendo la Locura
con el Amor reñido
dejó ciego de un golpe
al miserable niño.
Venganza pide al cielo
Venus, más ¡con qué gritos!
era madre y esposa:
con eso queda dicho.
Queréllase a los dioses,
presentando a su hijo:
"¿De qué sirven las flechas,
de qué el arco a Cupido,
faltándole la vista
para asestar sus tiros?
Quítensele las alas
y aquel ardiente cirio
si a su luz ser no pueden
sus vuelos dirigidos."
Atendiendo a que el ciego
siguiese su ejercicio,
y a que la delincuente
tuviese su castigo,
Júpiter, presidente
de la asamblea, dijo:
"Ordeno a la Locura
desde este instante mismo,
que eternamente sea
de Amor el lazarillo".




El león y el ratón



Estaba un ratoncillo aprisionado
en las garras de un león;
en la tal ratonera no fue preso
por ladrón de tocino o queso,
sino porque con otros molestaba
al león, que en su retiro descansaba.
Pide perdón, llorando su insolencia;
al oír implorar la real clemencia,
responde el rey en majestuoso tono,
No dijiera más Tito: "te perdono".
Poco después cazando el león tropieza
en una red oculta en la maleza;
quiere salir, más queda prisionero,
atronando la selva ruge fiero.
El libre ratoncillo, que lo siente,
corriendo llega, roe diligente
los nudos de la red de tal manera,
que al fin rompió los grillos de la fiera.
Conviene al poderoso
para los infelices ser piadoso;
tal vez se pueda ver necesitado
del auxilio de aquel más desdichado.






Pueden leer creo que casi todas, sino todas, las fábulas de
Samaniego en
www.amediavoz.com



viernes, 8 de agosto de 2008

Historias en la palma de la mano

Llevo varios días dando vueltas sobre este libro. Si bien concluí su lectura hace menos de un mes, tenía la necesidad de releerlo, de sopesarlo a través de un segundo acercamiento. Me había quedado una impresión contradictoria sobre estas historias, que a veces son poemas jugando a ser cuentos y otras viceversa, y que en otras ocasiones dan la sensación de ser bitácoras oníricas del autor. Me encanta Yasunari Kawabata, y eso fue un problema; así que tuve que sortear esa simpatía para pensar seriamente en esta obra que fue tan querida por él.
Finalmente, tengo que decir que el libro me gustó. Pero no me gustaron de igual forma todas las historias, aunque es cierto que no dejé caer ninguna de la palma de mi mano.
De las que resultaron más significativas para mí puedo nombrar, con ayuda de un machete (son muchos títulos a retener) : La langosta y el grillo ("Batta to suzumushi", 1924), Vidrio (garasu, 1925), Zapatos de verano (natsu no kutsu, 1926) y Estación de lluvias (Shigure no eki, 1928), aunque también hubieron otras entre mis preferidas.
Vidrio (Garasu), es un cuento distinto en el conjunto. Habla explícitamente de la condición de los trabajadores fabriles, de esa masa de gente que sustenta a los que aún consumen en esta época de pre-guerra. Pero también reconoce el escollo que surge entre las personas pertenecientes a clases sociales diferentes a la hora de significar e interpretar el mundo circundante, con sus objetos, actos y gestos; y cómo ésto alimenta la soledad y la incomprensión. ¿La belleza puede trascender la brecha social?¿ el arte le habla al alma o al ser social?.
Zapatos de verano( natsu no kutsu) es un cuento hermoso. Triste, acaso cruel, pero hermoso. No digo más.
Hay otro cuento que me quedó patente, se titula Madre (haha), por no poder considerarlo como tal. Madre es de hecho un poema. Lo cual causa cierta gracia si se toma en cuenta la forma en que Kawabata se refirió a estas historias:
"Muchos escritores, en su juventud, escriben poesía; yo, en lugar de poesía, escribí los relatos que caben en la palma de una mano. Entre ellos hay piezas irracionalmente construidas, pero hay varias buenas que fluyeron naturalmente de mi pluma, con espontaneidad... El espíritu poético de mi juventud vive en ellas".

Hay, en el libro, cuentos con estructura más convencional ( como el "Episodio del rostro de la muerta" o "Cabelleras"), y también hay otros un poco más experimentales ("Tierra", Chi, 1963). También aparecieron durante el recorrido algunos claramente moralistas, tanto así que me parecieron fábulas (como "El marido atado", shibarareta otto, 1930). Y encontré un par que, a mi entender, ¡Kawabata me perdone el sacrilegio!, se malograron al final: "Paragüas" (Amagasa, 1932) y "La langosta y el grillo" ( Batta to suzumushi, 1924).



Fragmentos

"Sonríe de un modo afín al lluvioso cielo otoñal. Pero las mujeres de la estación no sonríen. Son mujeres que, hartas de esperar, están a punto de llorar.
La verdad es que la mujer del vecino no tenía un segundo paragüas para su marido."

de "Estación de lluvias" (Shigure no eki, 1928)

"En el vestuario de la posada, se quedó de pie pasmado. Lo que parecía una rana blanca se colgaba de la Roca Resbaladiza. Cabeza abajo, soltaba sus manos, daba una patada con sus pies y se deslizaba por la roca. El agua canturreaba con un tono receloso. Ella volvía dando brazadas a la roca y se adhería a su superficie. Era esa mujer, ahora con las orejas cubiertas con una toalla firmemente arrollada como un turbante; la misma mujer que había visto esa tarde en el agua"

de "La roca resbaladiza" (Suberi iwa, 1925).

"Pero la luna no brillaba en el espejo a través de la ventana. En realidad, Chiyoko veía el reflejo de la luna sobre el agua de los tanques en el jardín de la azotea. El espejo era una ilusoria cortina de plata. A causa de esta mirada aguzada, su mente tenía el mismo desgaste que la púa de un fonógrafo. Sintiéndose incapaz de dejar la cama, allí se hacía irremediablemente vieja. Sólo su cabello negro, esparcido sobre la almohada blanca, retenía su juvenil esplendor."

de "Peces de colores en la azotea"( Okuyo no kingyo, 1926)




"Historias en la palma de la mano", Emecé editores, 2005. Traducción de Amalia Sato.